Al fin ha llegado. El momento en que he sentido el deseo de escribir reflexiones, ideas, que surgen a partir de lo que veo y lo que vivo en la consulta, fuera de ella, lo que leo y lo que me llega de todo mi entorno. Será mi punto de vista, mi opinión, nada más y nada menos que eso, profesional y personal; ambas facetas se entremezclan y enriquecen mutuamente.
Quiero comenzar escribiendo sobre una de mis pacientes, la llamaré Eva (por supuesto no es su nombre real y el otro día me dio su permiso para hablar sobre ella). Es una mujer elegante, muy inteligente, hermosa, con una gran fortaleza que esconde bajo una apariencia de fragilidad. Un día nos partimos de risa cuando me di cuenta y le señalé que el pañuelo de papel con el que había estado enjugando sus lágrimas había terminado convertido en una moña “supercuqui”. No me pude resistir a hacerle una foto. Para mí este es el símbolo de cómo nos educan para ser delicadas.
Afortunadamente ya ha conseguido librarse de él, pero estaba enganchada a un sujeto desagradable y peligroso, y aun siendo consciente de cómo era este hombre en realidad y lo mucho que la estaba perjudicando, hasta hacerla enfermar, seguir una relación con él (conclusión a la que llegó tras un tiempo de terapia), no era capaz de abandonarlo, por temor a causarle daño, por no hacerle pasar por la soledad y el dolor que según él, iba a sufrir si lo dejaba.
Prefería pasarlo mal ella a que lo pasara mal él. Así es cómo cala en el cerebro de tantas mujeres el mandato que se nos inculca de que estamos al servicio de los demás y que nuestro bienestar no importa.
Que da igual que ellas se estén consumiendo si los que están a su alrededor, ya sea pareja, hijos, familiares, están bien.
Lo bueno es que esto se puede cambiar, individualmente al tomar conciencia de ello, y como sociedad a través del ejemplo propio, el activismo y la educación de nuestra prole.
Eva ya ha cambiado esta perspectiva, además de otros conflictos que sigue resolviendo, y hoy sabe que quiere y se merece estar bien, junto a personas que quieran que ella esté bien.



