Psicología y Sexología Encarnación Zapata, Aguadulce (Almería)

Maternidad y Sexualidad

Dos palabras que, teniendo tanto que ver, parece que hayan estado dándose la espalda durante demasiado tiempo, perteneciendo a mundos ajenos; hablo sobre todo de su estudio y tratamiento.

Y estando cercana a ambos, dado que me especialicé en sexología, y profundicé mucho en la maternidad y la crianza, en este caso por razones personales, lo que sin duda influyó en mi práctica profesional, lo curioso es que siempre las había considerado dos áreas completamente separadas entre sí. Sin darme cuenta, yo misma reproducía la escisión que flota en nuestra cultura: la maternidad pura y asexual por un lado, la sexualidad placentera, libre y hasta higiénica por otro, no se fuesen a mezclar.

No hace mucho, después de formarme en  Salud Mental Perinatal , fue cuando algo hizo click en mi cabeza y entendí de pronto que mis dos apasionados intereses no es que tuvieran algo en común: es que tenían todo en común.

Además del hecho obvio de que a la maternidad se llega a través de la sexualidad (cada vez menos en realidad, conforme la tecnología se va ocupando de esto…a veces me pregunto si llegaremos al «querido frasquito» de «Un mundo feliz»), está el hecho no tan obvio por el momento de que el embarazo, el parto, la lactancia, son fases del ciclo sexual femenino, que pueden vivirse con placer sensual y sexual, genital o no, y que este placer es tan natural y acorde a la experiencia como el que se siente al satisfacer el hambre o la sed.

La naturaleza se ha encargado de hacer placentero lo que es vital para la supervivencia, de una manera lógica.  Otra cosa es que el alejamiento de nuestro equilibrio físico y mental provoque que vivamos estas experiencias de una forma alterada, en muchos casos con tensión y dolor.

He tenido oportunidad de reflexionar de nuevo sobre todo esto en el seminario que hace poco más de un mes, el 20 y el 21 de enero, estuve  impartiendo  dentro de la formación de doulas Diez Lunas que cada año organiza Concha Villaroya en Valencia.

A Concha, que es doula, la conocí en la formación de Salud Mental Perinatal que hicimos juntas en 2015, y me invitó a dar uno de los seminarios, en el que pude abordar precisamente este tema, el de la asexualización cultural de la maternidad, entre otros. Agradezco mucho su confianza, porque me conocía, pero nunca me había visto exponer.

Y como suele ocurrir cuando has de presentar algún tema, es la oportunidad para profundizar aún más, para estructurar lo que sabes de forma que llegue bien, para conocer algún texto nuevo relacionado… Y disfruté mucho luego exponiendo, compartiendo con las asistentes, debatiendo ideas, escuchando experiencias…fue todo un placer.

Acabo de caer en la cuenta de que muchas personas no tienen una idea clara de qué es una doula; estaría bien aclararlo. Doula es una palabra griega que significa sirviente de la mujer. Actualmente se refiere a una profesional formada que informa y acompaña, física y emocionalmente a la mujer en su proceso vital de maternidad.

No se considera personal sanitario, ni ejerce esa función. Una comadrona o partera sí lo es, y tiene competencias y conocimientos que la capacitan para ocuparse del proceso del parto. Ambas profesionales pueden complementarse para que la madre se sienta relajada, capaz, y centrada en su experiencia, lo que va a facilitar el parto y el posparto, ayudando a que sea un momento nutritivo psicológicamente, para la madre, para el bebé, para toda la familia.

Como les dije a las doulas en formación, mujeres cálidas, me sentí muy bien acompañada en ese fin de semana que fue para mí una nueva experiencia, la de formar con un recorrido más extenso del habitual. Espero con gusto las siguientes.